viernes, 27 de junio de 2008

La mente

(En una reflexión sobre la profunda ansiedad del Hombre de las sociedades modernas y el enorme misterio que todavía supone para nosotros nuestra propia mente...) La mente, conformada por los códigos heredados de la especie y la propia historia personal, es la suma de lo recibido, más lo convalidado por las experiencias individuales. Puede ser utilizada tanto al servicio de la esquizofrenia como de la salud.
El pensamiento es el ladrón de la felicidad, núcleo de caos y de confusión. Controlar el pensamiento equivale a reducir el ruido para alcanzar así la mente mística o silente. ¿Podemos aprender a controlar el pensamiento cuando lo deseemos y recobrar de este modo una mente no dividida, no perdida en la multiplicidad? Éstas son las cuestiones que ya hace 5.000 años se plantearon los yoguis, que elaboraron métodos, técnicas y claves para esa otra calidad de ser y de estar.
Recuerdo que el "punto de quietud", así llamado por los místicos orientales, permite un desplazamiento del hemisferio derecho al izquierdo, un paso de la segunda a la primera causa por el que la vida se vivencia desde la calma y no desde la angustia y que puede lograrse mediante distintas técnicas de trabajo interior. En el espinoso tema de los maestros espirituales y su relación con los discípulos recalco que el maestro sólo ejerce como un amigo espiritual que ayuda a subir un peldaño en la misma medida en que el discípulo le ayuda a él, pero el verdadero maestro es siempre interior y no puede ser sustituido por personalidades externas. Señalo a la avidez, al resentimiento y a la ignorancia como las raíces de la perversión, y a la identificación como el elemento que nos atrapa. En estos momentos es necesaria la noche oscura del alma, el viaje interno a través del propio caos, para recobrar la sabiduría primordial, crística o búdica. En el camino evolutivo, identifico tres obstáculos que han de ser superados: los pensamientos-basura, los prejuicios o puntos de vista aferrantes y las situaciones inacabadas o frustantes. Propongo la meditación como vía eficaz y práctica para morir a la mente vieja y nihilista y despertar así a una nueva conciencia.

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