Muchos son los misterios que el hombre debe todavía desvelar. La ciencia, que avanza a diario, va dando respuesta a muchos de nuestros interrogantes. El hombre se interna en el espacio, construye máquinas, aísla gérmenes y combate enfermedades, sin embargo, las grandes incógnitas siguen aún sin respuesta: "¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿Para qué estamos? ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte?
Las mismas preguntas se las ha formulado el hombre a lo largo de toda su historia. La filosofía y la teología han tratado de dar una respuesta y muchos han hallado en esas respuestas una cierta calma. Pero la filosofía y la teología permanecieron en cierta forma separadas de la ciencia. Y es así como, cuánto más avanza ésta, más desvalidos nos encontramos. Las respuestas que antes nos conformaban no nos satisfacen ya. El hombre se vuelve escéptico. Reniega del futuro. Solamente importa el ahora, lo que tengo, lo concreto y así, poco a poco, camina hacia su propia destrucción.
'Equus' (la obra de Peter Shaffer representada en teatros de todo el mundo) alude a este problema. Y nos dice claramente: "el hombre ha destruido sus dioses y no ha encontrado con qué reemplazarlos".
La falta de sentido de trascendencia hace que la vida pierda significado. Los valores materiales reemplazan a los espirituales. El hombre se alienta en las cosas. "Mata el tiempo" en mil distracciones inútiles. La proliferación de las máquinas de juegos nos da un buen ejemplo de lo dicho. Sin embargo, las preguntas siguen ahí.
Que entre el hombre de las cavernas y el hombre moderno hay grandes diferencias, nadie lo duda. Pero, ¿cómo ha podido por sí solo avanzar el hombre desde el estado semisalvaje hasta la actualidad? No ha habido cambios importantes en su conformación cerebral. Este apenas se ha desarrollado. ¿Cómo entonces?
Nada hay en la naturaleza que no haya sido hecho con un fin. ¿Cuáles son las capacidades ocultas que esconde nuestro cerebro? ¿Qué pasaría si éste se desarrollara en su plenitud? Los neurólogos sostienen que hay en el cerebro reservas tanto sensoriales como ultrasensoriales. El estudio de las facultades paranormales, a la vez que nos muestra una nueva e inquietante perspectiva del psiquismo humano, nos crea nuevas dudas e inquietudes. El estudio de la telepatía o transmisión del pensamiento nos demuestra que es posible llegar a influir en el inconsciente de otra persona. Penetrar en su intimidad, en aquello que consideramos como invulnerable y provocar, por ejemplo, determinados sueños o pensamientos. Este hecho es bien conocido por los políticos de todo el planeta.
La propaganda subliminal es una de las armas más poderosas para el control y dominio de la humanidad. El siguiente experimento realizado en el departamento psiquiátrico del Hospital de Maimonides, de Brooklyn, dará una prueba de lo que estoy diciendo... Mediante la conexión de electrodos en algunos puntos del cráneo y alrededor de los ojos es posible determinar en qué momento está soñando el sujeto de investigación. Este debe limitarse simplemente a dormir. En otra habitación se encuentra otro hombre que actúa como agente telepático. Cuando el sujeto comienza a soñar el agente telepático se concentra en determinado cuadro. Al terminar de soñar, el experimentado, despierta al sujeto y le pide que relate el sueño. Lo soñado por el sujeto tiene relación con el cuadro en que se concentró el agente telepático.
Este simple experimento nos demuestra que la psiquis nos es una fortaleza cerrada. Que podemos, a veces sin saberlo, estar sujetos a numerosas influencias.
Hay quienes sostienen que el hombre no hubiera podido, por sí solo, avanzar desde el primitivismo hasta la actualidad y que estamos sujetos a la influencia de inteligencias galácticas que rigen el desarrollo de la humanidad. También la teoría de los mundos paralelos nos llevará a preguntarnos de qué manera se interconectan estos mundos y qué influencias ejercen uno sobre el otro. Pero volvamos sobre el hombre y sobre otro de los interrogantes que nos plantea la biología. ¿En nuestras células está la historia de la humanidad?
Comparar las células del cuerpo humano con un libro de historia puede resultar risible y, sin embargo, no lo es tanto. Los avances de la genética conducen cada día con mayor seguridad a suponer que las células que componen nuestro cerebro poseen en sus genes hereditarios la información completa del desarrollo de la humanidad. Por otra parte, los avances en este terreno nos llevan a suponer que es posible influir en el posterior desarrollo de la raza humana, por lo pronto, ese estudio genético se emplea ya a fin de evitar posibles retardos o deformidades congénitas. Sin embargo, los genetistas también observan que debido al esmog y a las malas condiciones ambientales están produciéndose mutaciones cuyo resultado se ignora todavía.
Otro importante tema de la biología moderna lo constituye el estudio de las hormonas y su influencia sobre la conformación física y psíquica del sujeto. El temperamento y el carácter se encuentran determinados por la mayor o menor producción de hormonas. El tiroides no solamente influye sobre el temperamento, sino sobre la contextura física del sujeto. El estudio de la hormona del crecimiento segregada por la hipófisis ha llevado a considerar que ésta podría ser usada para la curación del cáncer. Inclusive se piensa que el uso de esta hormona podría llevarnos a prolongar la vida y combatir el envejecimiento.
La creación de la vida en el laboratorio, el desarrollo de la genética, de la neurología de la ciencia biónica, la técnica de los trasplantes, el estudio de las facultades paranormales, nos lleva a pensar en un cambio positivo en el destino del hombre. ¿Se transformará el hombre en superhombre? ¿Llegará al control absoluto de sus facultades mentales? ¿Podrá controlar la vida y la muerte?
Sin embargo, frente a este avance nos encontramos con otro que llevaría al hombre a su total destrucción. El empleo de la energía nuclear para la fabricación de armas que podrían destruir de un golpe la vida sobre la tierra. La contaminación que lleva a una creciente destrucción del medio natural. La superpoblación... etc.
Todo parece indicarnos que estamos frente a un cambio. Si este cambio será o no positivo depende justamente de que el hombre tome real conciencia de su humanidad. Que no se vuelque hacia las cosas, sino que indague en su interior que allí están todas las respuestas.
Las mismas preguntas se las ha formulado el hombre a lo largo de toda su historia. La filosofía y la teología han tratado de dar una respuesta y muchos han hallado en esas respuestas una cierta calma. Pero la filosofía y la teología permanecieron en cierta forma separadas de la ciencia. Y es así como, cuánto más avanza ésta, más desvalidos nos encontramos. Las respuestas que antes nos conformaban no nos satisfacen ya. El hombre se vuelve escéptico. Reniega del futuro. Solamente importa el ahora, lo que tengo, lo concreto y así, poco a poco, camina hacia su propia destrucción.
'Equus' (la obra de Peter Shaffer representada en teatros de todo el mundo) alude a este problema. Y nos dice claramente: "el hombre ha destruido sus dioses y no ha encontrado con qué reemplazarlos".
La falta de sentido de trascendencia hace que la vida pierda significado. Los valores materiales reemplazan a los espirituales. El hombre se alienta en las cosas. "Mata el tiempo" en mil distracciones inútiles. La proliferación de las máquinas de juegos nos da un buen ejemplo de lo dicho. Sin embargo, las preguntas siguen ahí.
Que entre el hombre de las cavernas y el hombre moderno hay grandes diferencias, nadie lo duda. Pero, ¿cómo ha podido por sí solo avanzar el hombre desde el estado semisalvaje hasta la actualidad? No ha habido cambios importantes en su conformación cerebral. Este apenas se ha desarrollado. ¿Cómo entonces?
Nada hay en la naturaleza que no haya sido hecho con un fin. ¿Cuáles son las capacidades ocultas que esconde nuestro cerebro? ¿Qué pasaría si éste se desarrollara en su plenitud? Los neurólogos sostienen que hay en el cerebro reservas tanto sensoriales como ultrasensoriales. El estudio de las facultades paranormales, a la vez que nos muestra una nueva e inquietante perspectiva del psiquismo humano, nos crea nuevas dudas e inquietudes. El estudio de la telepatía o transmisión del pensamiento nos demuestra que es posible llegar a influir en el inconsciente de otra persona. Penetrar en su intimidad, en aquello que consideramos como invulnerable y provocar, por ejemplo, determinados sueños o pensamientos. Este hecho es bien conocido por los políticos de todo el planeta.
La propaganda subliminal es una de las armas más poderosas para el control y dominio de la humanidad. El siguiente experimento realizado en el departamento psiquiátrico del Hospital de Maimonides, de Brooklyn, dará una prueba de lo que estoy diciendo... Mediante la conexión de electrodos en algunos puntos del cráneo y alrededor de los ojos es posible determinar en qué momento está soñando el sujeto de investigación. Este debe limitarse simplemente a dormir. En otra habitación se encuentra otro hombre que actúa como agente telepático. Cuando el sujeto comienza a soñar el agente telepático se concentra en determinado cuadro. Al terminar de soñar, el experimentado, despierta al sujeto y le pide que relate el sueño. Lo soñado por el sujeto tiene relación con el cuadro en que se concentró el agente telepático.
Este simple experimento nos demuestra que la psiquis nos es una fortaleza cerrada. Que podemos, a veces sin saberlo, estar sujetos a numerosas influencias.
Hay quienes sostienen que el hombre no hubiera podido, por sí solo, avanzar desde el primitivismo hasta la actualidad y que estamos sujetos a la influencia de inteligencias galácticas que rigen el desarrollo de la humanidad. También la teoría de los mundos paralelos nos llevará a preguntarnos de qué manera se interconectan estos mundos y qué influencias ejercen uno sobre el otro. Pero volvamos sobre el hombre y sobre otro de los interrogantes que nos plantea la biología. ¿En nuestras células está la historia de la humanidad?
Comparar las células del cuerpo humano con un libro de historia puede resultar risible y, sin embargo, no lo es tanto. Los avances de la genética conducen cada día con mayor seguridad a suponer que las células que componen nuestro cerebro poseen en sus genes hereditarios la información completa del desarrollo de la humanidad. Por otra parte, los avances en este terreno nos llevan a suponer que es posible influir en el posterior desarrollo de la raza humana, por lo pronto, ese estudio genético se emplea ya a fin de evitar posibles retardos o deformidades congénitas. Sin embargo, los genetistas también observan que debido al esmog y a las malas condiciones ambientales están produciéndose mutaciones cuyo resultado se ignora todavía.
Otro importante tema de la biología moderna lo constituye el estudio de las hormonas y su influencia sobre la conformación física y psíquica del sujeto. El temperamento y el carácter se encuentran determinados por la mayor o menor producción de hormonas. El tiroides no solamente influye sobre el temperamento, sino sobre la contextura física del sujeto. El estudio de la hormona del crecimiento segregada por la hipófisis ha llevado a considerar que ésta podría ser usada para la curación del cáncer. Inclusive se piensa que el uso de esta hormona podría llevarnos a prolongar la vida y combatir el envejecimiento.
La creación de la vida en el laboratorio, el desarrollo de la genética, de la neurología de la ciencia biónica, la técnica de los trasplantes, el estudio de las facultades paranormales, nos lleva a pensar en un cambio positivo en el destino del hombre. ¿Se transformará el hombre en superhombre? ¿Llegará al control absoluto de sus facultades mentales? ¿Podrá controlar la vida y la muerte?
Sin embargo, frente a este avance nos encontramos con otro que llevaría al hombre a su total destrucción. El empleo de la energía nuclear para la fabricación de armas que podrían destruir de un golpe la vida sobre la tierra. La contaminación que lleva a una creciente destrucción del medio natural. La superpoblación... etc.
Todo parece indicarnos que estamos frente a un cambio. Si este cambio será o no positivo depende justamente de que el hombre tome real conciencia de su humanidad. Que no se vuelque hacia las cosas, sino que indague en su interior que allí están todas las respuestas.
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